Las Copas para tomar Vino
Las copas de los vinos no son un capricho ni una banalidad. Por el contrario, son el resultado de una sacrificada búsqueda realizada durante mucho tiempo, hasta encontrar el recipiente más adecuado para la transferencia del vino de la botella a la boca, su destino natural.
Para disfrutar mejor de un exquisito vino, le entregamos las siguientes recomendaciones:
- Paredes delgadas, incoloras, transparentes para apreciar el color.
- Paredes redondeadas. Se necesita que los aromas surjan de la base y se concentren en la parte superior, permitiendo así una mejor percepción de los aromas y espacio para que se combinen.
- Bastante capacidad. Las copas deben permitir una cantidad razonable de vino, sin que al servir se sobrepase los dos tercios de capacidad. Por eso el vino necesita copas y no copitas. Nunca debe servirse utilizando la capacidad total de la copa, para permitir la acción de hacer rotar el líquido logrando así el ingreso del oxígeno en el vino, sin arriesgarse a la fatalidad de un derrame.
- Copas con pie de una altura mínima de 4 cm. Esto da dos ventajas: la primera es que se puede tomar la copa sin asirla por su cuerpo, lo que calentaría el vino y nos impediría apreciar su color. Además, un pie adecuado otorga estabilidad y elegancia.